Vehículos Bomba

El misil de crucero de los pobres

Los Vehículos Bomba (VB), entendidos como un arma más del campo de batalla, han vivido una evolución fulgurante entre 2011 y 2016, cuando los rebeldes sirios y el Dáesh han refinado este concepto hasta convertirlo en lo que podríamos denominar como la bomba guiada del pobre. En este breve artículo nos vamos a centrar en el diseño de VBs de uso táctico, y no en los de uso terrorista, que cuentan con diferencias sustanciales respecto a los primeros.

Un primer factor en el diseño del VB es la movilidad, que viene determinada por la carga que soporta el vehículo y que está minorada por el motor, la suspensión, los neumáticos y el reparto del peso. Es fundamental poder conservar al menos unos 50 Km\h fuera de carretera, e idealmente entre 70 y 100 Km\h, preservando una potencia razonable y cierta capacidad de aceleración.

La carga del coche vendrá determinada por el chasis, la carrocería, los componentes mecánicos, el blindaje, los explosivos y otros accesorios. Respecto a estos últimos, usualmente se desinstala todo aquello que no sea imprescindible para el cumplimiento de la misión, aprovechando la reserva de peso para ganar capacidad de carga. Así, desaparecerán los asientos, el panel que separa el maletero del habitáculo, el equipo de música, etcétera.

La elección del modelo también es fundamental. Un vehículo utilitario podrá ser cargado con más de 500 Kg de explosivos, mientras que una pick-up, tan común en escenarios como Oriente Medio o Asia Central, dependiendo de la versión puede mover entre 750 y más de 3.000 kilos, lo que los convierte, junto con las furgonetas, en los vehículos más rentables para este tipo de ataques. Siempre es posible recurrir a carros de combate, VCI, camiones o bulldozers, entre otros, pero en el cálculo coste/beneficio quedan muy por detrás de una Toyota Hilux o una Mitsubishi L200.

Pocos reparan en ello, pero si atendemos a los 3.000 kilogramos de explosivos que pueden portar algunos VB, tenemos el equivalente a la carga explosiva de 400 proyectiles de artillería M107 de 155mm o a toda la panoplia de bombas que podría transportar un cazabombardero como el F-16.
Hablando del explosivo, este puede ser o bien casero, o bien procedente de munición de artillería de 122, 152 y 155 mm que usualmente es introducida en contenedores cilíndricos de acero dulce. Estos son colocados de dos formas, bien para que la explosión sea omnidireccional, o bien para que sea direccional, concentrándose en el arco frontal del VB. A pesar de que el explosivo militar es más potente y seguro que el casero -este es susceptible de explosionar prematuramente debido a una microchispa que puede ser provocada por cualquier cosa-, no siempre resulta fácil de conseguir en semejantes cantidades, por lo que es común recurrir a preparados artesanales.

Otro aspecto a tener en cuenta es la necesidad de protección del VB, algo que en los últimos años ha dado lugar a que se empleen blindajes frontales a base de chapas de acero dulce de 20 a 40 mm de espesor inclinadas a más de 45 grados, lo que podría ser suficiente hasta para detener proyectiles AP y AP-I de 12,7 x 99 y 12,7 x 108 mm. Normalmente también se emplean protecciones de rejilla para proteger de granadas-cohete disparadas desde bazucas y CSR. En cambio, cuando el VB es un APC, un VCI o un MBT, a lo sumo se le añade una protección de rejilla o faldones improvisados, y se le retira la torre, que supone un peso extra inadmisible. A pesar de que, en principio, una bala normal no podría hacer detonar un explosivo militar como el empleado en los VB, habría que ver lo que ocurre en caso de tratarse de munición especial AP-I o producirse de un impacto contra una zona sensible como el depósito de combustible, con la posterior deflagración, de ahí las precauciones.

El elemento más vulnerable de los VB son los sobrecargados neumáticos, que podrán ser neutralizados gracias a las balas, la metralla de explosiones cercanas o el empleo de obstáculos tales como hierros con superficies cortantes o abrojos.

En algunos VB, los más sofisticados, se ha incorporado una cierta capacidad de autodefensa, en unos casos mediante un segundo suicida que manipula una ametralladora pesada para hacer fuego de supresión y, en otros casos, instalando una batería compuesta por varios tubos lanzacohetes anclados en una posición fija en el frontal del VB y que disparan granadas-cohete que sirven, entre otras cosas, también para eliminar obstáculos. Esta última mejora sirve sobre todo para avanzar por las calles en un combate en población, en donde es común encontrar barricadas y escombros de todo tipo, incluyendo vehículos destruidos.

De normal, también se dota al conductor kamikaze de gualquitalquis, para que un mando pueda guiarle hasta su objetivo, alertarle de amenazas o encontrar una ruta alternativa de ser necesario, para lo que normalmente se valen tanto de un dron como de unos simples binoculares.
Por último, quizás el ingrediente más difícil de encontrar para completar el cóctel letal es el conductor. Este debe superar una serie de pruebas de conducción y, por encima de todo, estar totalmente mentalizado de que va a morir, motivo por el que la tasa de enfermos mentales o personas con un bajo cociente intelectual predominan para esta misión,y es que siempre hay un porcentaje de conductores que abandonan su misión por puro miedo.

Los yihadistas se esfuerzan por motivar a sus conductores. Para ello, no dudan en ofrecer pensiones vitaliacias a sus familias, les aleccionan en ciertos versículos del Corán, les ponen música y discursos de las grandes figuras de la yihad moderna, e incluso les hacen una entrevista de despedida para que se hagan famosos en los medios de propaganda yihadista. Con todo, los honores, el dinero y el Paraíso no parecen ser suficiente motivación y la recluta siempre es un problema.

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