Recientemente, el Ejército de tierra ha anunciado un estudio de cómo serán las brigadas del futuro. Con el acrónimo de ‘Briex 2035’, pretende modernizar las brigadas del Ejército bajo la consigna de hacer de ellas una unidad de combate integral, es decir, que actúa como un todo y en todos los ámbitos del combate. Este concepto implica que la brigada tenga el tratamiento de un sistema de armas, que para resultar operativo debe incluir todos y cada uno de los elementos y subsistemas que la integran. Como tal se entiende que debe ser completamente equipada con todas las inversiones necesarias, prefiriendo un menor número de brigadas completas a dotar parcialmente a todas ellas.
La primera característica pues de la futura brigada 2035 es el cambio conceptual en el que el ET deja de ver la fuerza de forma global, aplicando mejoras en el equipamiento, instrucción y preparación del conjunto, para aplicar un concepto secuencial, lo que puede llevar a una asimetría entre la capacidad operativa de las diferentes unidades y mandos en función de la disponibilidad presupuestaria y de los plazos de ejecución; pues según el propio Ejército, se pretende incorporar todas las mejoras disponibles en los diferentes ciclos de implantación, dando lugar a brigadas con diferentes características ya que las últimas en modificarse contarán con medios más avanzados que las precedentes.
El reto pues será adaptar el volumen de la fuerza a los recursos disponibles, garantizando la plena operatividad de todas las unidades que aliste. Se acabaría así con un sobredimensionamiento que sostiene unidades huecas y de escasa operatividad, con armamento anticuado o un menor grado de preparación; sin duda una filosofía heredada de unos tiempos donde el atraso tecnológico de los sistemas terrestres respecto a los de las otras ramas de las FAS y el mayor porcentaje de personal procedente del SMO y sus limitaciones en formación y permanencia, mantenía al ET como una fuerza que optaba por la masa antes que por la calidad.
Igualmente, los cambios globales acaecidos en la estrategia militar occidental, la vocación expedicionaria y, sobre todo, la profesionalización y el aumento exponencial de las tecnologías aplicadas a las fuerzas terrestres, han obligado al Ejército de Tierra de España a seguir la estela de sus socios y a acometer un cambio conceptual en el que la tecnología no se adopta para mejorar la actuación de la fuerza, si no que implica una revisión doctrinal sobre la forma de empleo de estas fuerzas a tenor de la tecnología disponible; con el consiguiente esfuerzo, no solo económico, también de exigencia en la formación y preparación de su personal.
Antes de continuar resulta necesario apuntar que este concepto nace inmediatamente después de ejecutar otro plan por el cual nuestras brigadas, encumbradas ya como escalón fundamental de la acción del Ejército de Tierra, adoptaban una nueva disposición encaminada a dotarlas de mayor flexibilidad y polivalencia.
Estas brigadas orgánicas polivalentes o BOP, nacieron lastradas por la realidad en la que debían ejecutarse, que impidió diseñar un solo modelo de unidad polivalente para crear dos, a modo de fuerza de transición: De cadenas y ruedas, que tenían bastante poco de polivalente, pero mucho de heterogeneidad, falta de cohesión operativa y territorial (con sus unidades muy dispersas) que han dificultado la acción de mando, la operatividad y el coste en términos logísticos; siendo enterradas al poco de nacer bajo el marchamo de completo fracaso.
Antes incluso de acometer muchos de estos cambios, que han costado no poco dinero, ya se introdujeron modificaciones para minimizar las consecuencias de tamaño despropósito, como fue suprimir las compañías especializadas en OEs o montaña (en su lugar se mantuvieron dos batallones de cazadores de montaña que recientemente se han reunido en una sola brigada, si bien es de tipo mixto, pues los combina con fuerzas acorazadas).
Posteriormente se han modificado las asignaciones del material fundamental y, por tanto, la especialización de los diferentes batallones, en especial los afectados por la inminente recepción del citado VCR. De lo cual han surgido un plan para configurar cuatro brigadas pesadas, dos medias dotadas con la primera fase del VCR, y una de asalto aéreo; a las que se suman las fuerzas de presencia avanzada en Canarias, Ceuta, Melilla y Baleares, por más que alguna sea una necesidad más que dudosa.
Otros cambios han surgido de la imposibilidad de ejecutar algunos traslados previstos, debidos a la indisponibilidad de personal o inadecuadas instalaciones (ni presupuesto para llevarlos a cabo) el más sonado ha sido el del grupo de caballería ‘Milán’, que debía incorporarse a la BRICAN y que permanecerá en su actual destino (Valencia) en un claro ejemplo de la citada incoherencia territorial, o más bien convendría llamarlo desastre organizativo.
No es el único, la gestión de un asunto delicado como las unidades acantonadas en el País vasco (dependientes de brigadas situadas a cientos de kilómetros) o la ingente cantidad de PLMM regimentales innecesarias, caso de las COMGE o MCANA, mientras otras plazas han tenido que carecer de ellas en emplazamientos donde sus funciones administrativas o como jefatura de acuartelamiento estaban más que justificadas (mismamente el emplazamiento del Milán en la isla de lanzarote) han añadido más leña al fuego a un plan que ha acabado incinerado en sus propios errores.
El concepto BRIEX 2035
Diseñada pues en base al empleo intensivo de alta tecnología y con un personal más reducido, entorno a 2800 efectivos, el concepto Brigada Experimental 2035 ya ha empezado a experimentarse parcialmente dentro de la brigada de la legión; unidad experimental que además es la encargada de evaluar nuevos medios de combate, entre los cuales el más importante será sin duda el VCR 8×8.
La Brigada 2035 en principio no representa a ningún tipo de brigada en concreto, si no un concepto de aplicación a todas las unidades independientemente de su composición y características; si bien los documentos publicados por el ET aportan información relativa a un modelo de tipo medio, formado en base a tres GTs basados en el VCR 8×8, que puede ser la configuración que adoptará la BRILEG en un futuro inmediato.
Sus características básicas serán la modularidad y una baja huella logística; en palabras del propio Ejército:
‘’La necesidad de concentrar los recursos humanos y materiales disponibles en las unidades de combate requerirá reducir al mínimo la huella logística. Para ello es imprescindible afrontar la racionalización de todas las fases de ciclo logístico y contar con un sistema integrado de información logística.’’
Será la gestión logística uno de los procesos beneficiados por la arquitectura 4.0, un sistema de información integrada en los sistemas que favorece el mantenimiento predictivo y la gestión más eficaz de los abastecimientos y repuestos.
Otro de los puntos fuertes de este sistema es el relativo a la obtención y difusión de la información. Capaz de generar un gran volumen de datos (big data) y de analizarlos automáticamente mediante inteligencia artificial, presentará a los órganos de decisión (a todos los niveles) esta información en forma de inteligencia útil.
Especial relevancia tendrán los sistemas encaminados a proporcionar esta inteligencia del campo de batalla, reconocimiento y localización de objetivos (conocidos por medios ISTAR), con proliferación de RPAS (sistema aéreo remotamente tripulado); y también la inclusión de estos entre las amenazas a afrontar, por lo que las unidades de escalón brigada deberán contar con capacidad de defensa contra UAVs, así como la necesidad de gestionar el espacio aéreo en la ZR (zona de responsabilidad) de la unidad.
Igualmente contará con sus propios recursos orgánicos de guerra electrónica y de ciberdefensa; lo que supone que la brigada actuará dentro de lo que se denomina ‘multidominio’, al menos en sus componentes terrestre, aéreo y cibernético (no se contempla de momento en el espacio marítimo)
La escasez de estos y otros elementos de alta tecnología ha supuesto que muchas capacidades se concentren en mandos de nivel superior, destinados a apoyar a las brigadas cuando se requiera. Esto contrasta enormemente con la pretensión actual de incorporar la mayor parte de ellas en la orgánica permanente de la brigada.
Como vemos, la consecución de un nuevo modelo de brigada tendrá una influencia directa en la composición de la fuerza terrestre en su conjunto. Es por ello que, previamente a la fase de experimentación citada, se haya establecido el ‘Centro de Estudios Fuerza 2035’ en la División de Planes (DIVPLA) del Estado Mayor del Ejército (EME) y se ha constituido un grupo de trabajo al efecto, de cuyas conclusiones no ha trascendido información alguna.
Brigadas y divisiones
La primera cuestión a dilucidar al diseñar una brigada es precisamente qué funciones va a desempeñar y las unidades necesarias para llevarlas a cabo. Por contra deberá determinarse que apoyos necesarios deberán ser aportados por otras unidades no orgánicas, en este caso de los escalones superiores, división y cuerpo de ejército.
Las funciones básicas que directa o indirectamente realiza la unidad tipo brigada son:
- Maniobra
- Inteligencia
- Fuegos
- Protección
- Logística
Suelen corresponder, simplificando bastante, a las distintas armas, esto es Infantería, Caballería, Artillería, Ingenieros y logística.
Todos estos niveles se dan también en el escalón divisionario, por lo que a tenor de lo recopilado hasta ahora, cuestiones como la Artillería de campaña y antiaérea, la caballería como fuerza de inteligencia y seguridad o la funciones a asumir por los ingenieros en este escalón, determinarán la orgánica de la GU brigada.
Si bien en los conflictos modernos de baja intensidad han proliferado los campos de batalla vacíos y no lineales; y las fuerzas desplazadas, a tenor también de su sostenibilidad han sido en muchas ocasiones de entidad brigada o inferior y de carácter muy heterogéneo, no justifican una organización permanente de este tipo, entre otras razones porque el nivel de mando al frente de estas fuerzas siempre ha sido superior, con implicaciones mayores de las que una brigada (su CG) puede acometer.
Esto, que se conoce como un enfoque integral de las operaciones, siempre ha implicado a CGs de división e incluso cuerpo de ejército, por lo que exceden las capacidades de una brigada, mucho más si se pretende reducir su huella logística y su entidad.
Antes de tantos estudios, cambios orgánicos y documentos doctrinales que no han hecho más que crear un caos considerable, habría sido mucho más razonable depositar precisamente en el escalón división la tan ansiada polivalencia, mientras que la brigada mantendría el máximo grado de cohesión y homogeneidad logística, tanto en calidad de escalón operativo como orgánico.
Será pues la división la que pueda combinar fuerzas heterogéneas en función de la misión, al mismo tiempo que integrar bajo su mando elementos no orgánicos, como helicópteros, OEs, apoyo sanitario a la misión o inteligencia operacional.
Por último, la división como escalón de mando ofrece la capacidad de que una fuerza de ‘entidad brigada’ se establezca como mando componente de una operación conjunta (LCC-HQ) o como mando de la fuerza (FHQ) de carácter terrestre o conjunto eminentemente terrestre (JTF-L HQ).
A día de hoy el Ejército ha adoptado el camino inverso, y sin renunciar al escalón división, pretende dotar a las brigadas de algunos de estos elementos; especialmente la guerra electrónica, control del espacio aéreo, targeting o fuegos cohete de largo alcance.
Esto es un error no sólo doctrinal, también desde un punto de vista de racionalización de medios y que solo tendría sentido si se renuncia a las divisiones como elementos de maniobra (tal como sucedió en la década 2006-2016).
Muy al contrario, debería incidirse en el control orgánico de la división sobre sus elementos de apoyo, al menos en el caso de las transmisiones (imprescindible para establecer los puestos de mando) y la logística operativa, fundamental para impulsar y planificar la maniobra (para empezar, debería crearse un segundo GLOGDiv, aunque se mantenga dentro de BRILOG).
Mando y control
Sin duda, este es uno de los aspectos protagonistas de la nueva transformación, o podríamos decir que es un plan ya en ejecución a raíz del cual se articulará todo lo demás.
Actualmente los puestos de mando están capacitados para la toma de decisiones a raíz de la información que reciben del campo de batalla, y están dotados con grandes sistemas de planeamiento y comunicaciones.
De ello se deriva una estructura compleja, de gran huella logística, vulnerable a la detección del enemigo, muy dependiente de los sistemas CIS y lenta a la hora de la interpretación de la ingente cantidad de información que se recibe, que limita la iniciativa a la hora de la toma de decisión.
Se procura que la información sea más concisa, precisa y de transmisión más ágil, alimentando un PC mucho más pequeño y de menores emisiones electromagnéticas. Igualmente la distribución habitual entre puesto de mando móvil, avanzado y retrasado, se sustituye por un sistema de dos PC de vanguardia y entidad reducida, redundantes y capaces de garantizar la alternancia y la continuidad en la acción de mando (ante saltos de asentamiento o pérdida de comunicación); cada uno de ellos cambiaran la habitual estructura de secciones (personal, inteligencia, operaciones y logística) por dos núcleos diferenciados, operaciones en curso y operaciones futuras, operativos 24/7 y organizados en seis funciones de combate: actividades de información, maniobra, inteligencia, fuegos, protección y apoyo logístico. Para lograrlo se cuenta con reforzar los puestos de mando con el personal de las PLMM de los regimientos, por lo que cobra especial relevancia establecer un criterio único al respecto de la presencia de este escalón en todas las brigadas.
Los dos Puestos de Mando Tácticos (PCTac) tendrán como principales características: huella reducida, redundancia, protección y movilidad. Estos PC se complementan, y esta es la gran novedad, con otro PC situado fuera del área de operaciones o PC ‘ReachBack’ que se mantendrá en territorio nacional, capaz de impulsar la acción de mando con un proceso de planificación mayor y a medio plazo (más allá de las 72 hs), así como la asimilación de las acciones ejecutadas (seguimiento de las operaciones) especialmente en el área de inteligencia y logística.
En cualquier caso, este tercer PC aplica en el entorno operacional en el que la brigada se despliega en solitario o como fuerza principal en ZO, pues en cualquier otro caso esta responsabilidad corresponde al escalón superior, ya sea División o LCC (land command component). Dado que el despliegue asimilado en los planes de contingencia del propio ejército cita un máximo de dos brigadas en dos entornos operativos diferentes, el PC ‘Reachback’ podría ser asumido por el CG divisionario, mucho mejor dimensionado para ello.
Muy al contrario, el plan previo que alumbró el nacimiento de las actuales BOP consideró necesario incrementar aún más los CG de brigada con nuevas secciones (G5 planes y G7 preparación), con la pretensión de configurarse como fuerza única de un TO.
La brigada debería reducir su órgano de mando y control al mínimo necesario para establecer los citados PCTac capaces de alternarse en el mando de la GU como un conjunto o relevarse en el mando de sendas AGTs, siempre bajo el mando de un escalón superior; ya sea División, LCC o mando conjunto, desplegado o no en el propio TO.
Sería deseable que el Ejército asumiera que esta es la única posibilidad realista e invirtiera los recursos en potenciar estos CGs superiores, apoyados por los recursos concentrados en los mandos de primer nivel, y que tan buenos resultados ha dado.
Transmisiones
Los sistemas CIS necesarios para implementar este modelo se basarán en las siguientes características:
- Red Unificada: El propósito es asegurar una red disponible y fiable para lograr una conectividad ininterrumpida en un escenario congestionado (megaciudades y sub megaciudades). Deberá agilizar los procesos de decisión gestionando un gran volumen de información mediante Inteligencia Artificial y Big Data.
- Interoperabilidad Conjunta y Accesibilidad a la Cooperación: Se trata de asegurar que la Brigada 2035 interactúa eficaz, técnica y operativamente con socios, aliados y fuerzas conjuntas.
- Movilidad y Capacidad de Supervivencia de los PC: Habrá que asegurar la desplegabilidad, fiabilidad, movilidad geográfica y capacidad de disminuir el perfil de emisiones en el espacio electromagnético de los Puestos de Mando de la Brigada, tendiendo a cero (suficiente supervivencia).
- COP Única e Intuitiva: Será necesario disponer de una Common Operational Picture (COP) que opere y se mantenga con facilidad a nivel usuario (operador) no técnico, capaz también de incorporar realidad aumentada. La COP es una herramienta de mando y control que representa en una pantalla la situación actualizada de las unidades propias y del adversario. Por su parte, la realidad aumentada permite la visualización de un escenario físico real, a través de un dispositivo tecnológico, con información digital añadida a dicho escenario. Este complejo dispositivo se alimenta de la información de la red de mando y de la captación y análisis de inteligencia.
Infantería
Las brigadas deberían mejorar su cohesión combinando medios de maniobra que puedan ser compatibles entre sí, como pueden ser las fuerzas pesadas con las medias o estas últimas con las más ligeras, pero nunca combinarlas las tres.
Así por ejemplo, las actuales BOP-R disponen de un batallón BMR, otro con MRAP y un tercero con VLTT, pudiendo cooperar sin grandes limitaciones. Se pretende que el VCR los sustituya a todos, configurando una brigada completamente homogénea.
Sin embargo, las BOP-C disponen actualmente de un BICC Leopardo, un BIMZ Pizarro, otro con TOA (en espera del VCR) y otro con VLTT y camiones, abarcando el conjunto completo de capacidades (pesadas, medias y ligeras) lo que dificulta su actuación reunida e impone a sus unidades de apoyo una heterogeneidad inasumible.
Otro problema derivado de la polivalencia extrema y de unos planes de equipamiento sin continuidad, ha sido la heterogeneidad de los MPLTO de infantería. A día de hoy disponemos de ocho modelos diferentes, a saber:
- De carros de combate.
- Mecanizados de cadenas.
- Ligero protegidos con TOA.
- Ligero protegido BMR M1.
- Ligero protegido con Rg31 y LMV.
- Ligero motorizado con VLTT.
- Cazadores de montaña, con el apoyo de TOM.
- Paracaidista.
Sin duda es un completo despropósito que va directamente en contra del objetivo pretendido, ya que un sistema con un alto grado de especialización carece de flexibilidad y polivalencia.
Por desgracia, pese a que se ha lanzado un ambicioso programa para relevar gran parte de estos medios por el nuevo VCR 8×8, no podrán sustituirse completamente, existiendo ya planes para modernizar muchos de los TOA y BMR de versiones especiales.
En virtud de los recursos económicos se determinará cuantos batallones y brigadas podemos permitirnos, precisamente por la necesidad esgrimida por el propio Ejército de que las unidades que permanezcan alcancen la operatividad plena.
En lo que respecta al MPLTO del batallón, la tendencia parece ser a reducir la complejidad (y entidad) de la unidad compañía. Los grupos tácticos se compondrán de forma habitual, con tres S/GTs o compañías de armas, si bien se pretende por un lado integrar la DCC a nivel sección, con misiles CC Spike en las torres de parte de los vehículos de la unidad, desapareciendo los medios especializados; por el otro, el protagonismo que adquiere el mortero de 120mm en los fuegos de la unidad, quedará seguramente reservado para la CIAPO (compañía de apoyo) quedando en las compañías tubos más pequeños (commando?) como ha sucedido en los recientes despliegues en afganistán. De resultas de todo ello es probable que la sección de apoyo de compañía se suprima, dejando una unidad más manejable y fácil de mandar.
Sería conveniente también que las compañías con vehículos de escuadra (VAMTAC, Anibal) reduzcan su plantel de blindados de forma similar a como ha hecho el US ARMY con los ATV, limitando la sección a seis vehículos. Para ello es especialmente interesante el nuevo modelo de UROVESA de VAMTAC tipo furgón, ya adquirido por la infantería de marina y que aumenta la capacidad total a siete hombres, permitiendo así esta configuración (incluye una disgregación asimétrica de los pelotones en los diferentes vehículos)
Inteligencia
La UINT de cada brigada es la encargada de establecer las necesidades de inteligencia, dirigir los esfuerzos de obtención y coordinar sus medios (célula CCMO) así como analizar la información para hacer de ella inteligencia útil (a través del CIDI o centro de integración y difusión de inteligencia), pero solo cuenta con una parte ínfima de los medios de obtención como tales, careciendo también de los elementos de apoyo para impulsar sus acciones.
Esta capacidad está descentralizada y afecta a toda unidad en contacto con el enemigo o asignada a un sector de vigilancia y observación, que ha de ser capaz de transmitir esta información por una red de datos segura; para lo cual deberá contar con los sensores adecuados, como equipos C2, RPAS tipo I, VVT (vehículo de vigilancia terrestre) o RGV (vehículos terrestres no tripulados) y sensores desatendidos.
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