Cada cierto tiempo, aparece un libro destinado a convertirse en un clásico. Este es un buen ejemplo de ello. Sin ser una obra que aporte nada nuevo a la cuestión, pues en realidad el autor solo hace, como reza el título, historia de la estrategia, se trata de un resumen tan exhaustivo como bien hilado y narrado que, sin duda, merece estar en poder de todo aquel interesado en profundizar en esta disciplina.
Lawrence Freedman, su autor, es Profesor Emérito de Estudios sobre la Guerra en el King’s College de Londres, además de haber sido galardonado con diversos honores en su país y de haber sido elegido como historiador oficial de la Guerra de las Malvinas alumbrando como consecuencia “The Official History of the Falklands Campaign” en 2006. Huelga decir, por tanto, que sabe de lo que habla y que es una voz autorizada a la hora de hablar de estrategia.
En el título que comentamos hoy, hace exactamente lo que promete: historia de la estrategia. Para ello, se remonta a los primeros textos en los que podemos encontrar referencias a lo que podríamos llamar “pensamiento estratégico”, curiosamente analizando pasajes enteros de la Biblia que, guste o no, al menos en el Antiguo Testamento, recoge numerosa información sobre batallas, estrategias y tácticas eso sí, con limitaciones evidentes, de las que el autor habla, como dejar siempre la decisión final sobre el resultado de cada acción en manos de Dios lo que, convendrá el lector, limita bastante. Y no se limita solo a la Biblia, a la hora de hablar de los orígenes de la estrategia, sino que también se recomenta a los griegos, con Tucídides como comentarista privilegiado a la cabeza e incluso llega a analizar las estrategias adoptadas por el Demonio, algo curioso, pero de lo que se pueden extraer valiosas lecciones.
Superada esta introducción, bastante heterodoxa, Freedman entra de lleno en la materia comentando la obra e ideas de aquellos estrategas que, especialmente a partir de Clausewitz, han tratado de desarrollar este arte ya como una disciplina científica propiamente dicha, intentando encontrar leyes universales aplicables al terreno militar. Lo hace en una serie de capítulos en los que tiene tiempo -la obra en su edición española a cargo de La Esfera de los Libros se acerca a las 1.000 páginas- para hablar de prácticamente todo: La acción directa, el ataque indirecto, la guerra nuclear, las andanzas de los investigadores de la RAND, los errores cometidos en escenarios como Vietnam o lo que él denomina el “mito del Gran Estratega”, tratando de advertirnos sobre la dificultad de que una sola persona tenga la clarividencia necesaria como para conducir una campaña controlando cada una de las variables, una idea atractiva, pero que apenas se ha dado en la Historia, si es que ha llegado a darse.
A partir de ahí, el bueno de Freedman entra en terrenos que suelen quedar fuera de los escritos sobre estrategia y pasa a la que quizá sea la parte más densa y en algunos aspectos interesante de su obra al hablarnos sobre las estrategias “desde abajo” y “desde arriba”. En el primer caso, analiza a los autores socialistas, como Marx, Lenin o Mao, pero lejos de quedarse en la teoría, también baja al barro y trata de explicar el éxito o el fracaso de muchas de las acciones que estos y otros llevaron a cabo. Así nos habla de las revoluciones de 1848, de 1905, de 1917, de los espartaquistas o las campañas de Mao. También de otro aspecto que los autores dedicados a la estrategia militar suelen dejar de lado, como es la estrategia empresarial que, en cierto modo ha conocido un desarrollo tan rápido en los últimos siglos que quizá tenga mucho que enseñar a los militares en varios aspectos.
La última parte del libro, más teórica, se centra en la “elección racional” y en si esta es posible o no y cuándo, un problema central no solo en estrategia sino en economá y sociología y sobre el que el autor habla repasando todas y cada una de las principales teorías. Nos habla también de las formas en las que el ser humano ha lucha y lucha contra la incertidumbre que, al fin y al cabo, es una de las tareas de la estrategia y nos dice que, en cierto modo, pese a los avances, la niebla de la guerra sigue siendo demasiado espesa para nuestro saber hacer.
Es, en resumen, un libro sorprendente que, sin pretender aportar nada nuevo, tiene su principal novedad en el tipo de materias que toca, tratando de hacer una recopilación lo más profunda posible -y aun así es asequible por su forma de explicar las cosas a cualquier lector con un mínimo de conocimiento- de la estrategia en un sentido amplio, en lugar de limitarse, como han hecho la mayoría a lo largo de la Historia, a analizar la obra de tal o cual autor reconocido o al terreno puramente militar.
Como decíamos en las primeras líneas, se trata de un libro que ha nacido para ser un clásico y en el que su mayor mérito no consiste en revolucionar nada, sino en hacer un repaso honesto y de una forma abierta y amena de una disciplina a menudo demasiado encerrada en sí misma.
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