Disuasión Nuclear Europea

Más allá de la disuasión extendida

Misil balístico francés de alcance intermedio (IRBM) S3

¿Es posible que las naciones de la Unión Europea mantengan una disuasión creíble frente a Rusia sin contar con el arsenal estadounidense? ¿Qué estrategia debería seguir una hipotética fuerza nuclear europea? ¿Es compatible la existencia de dicha fuerza con los intereses particulares de cada estado miembro? La disuasión nuclear europea es una cuestión sumamente compleja que merece ser examinada en detalle.

Las declaraciones del presidente norteamericano Trump en las que afirmaba que sus aliados deben aumentar el gasto en defensa, tomar una parte más activa en sus asuntos defensivos, las críticas a la OTAN y la hipotética perspectiva de que los EE. UU. se retiren del Viejo Continente, abren la cuestión de qué tipo de estrategia y disuasión nuclear debería tener una Unión Europea.

Desde la Segunda Guerra Mundial, Europa ha estado bajo la protección que daba la disuasión nuclear extendida que otorgaban los EE. UU. Aunque Francia y el Reino Unido desplegaron sus propias armas nucleares, el conjunto de la seguridad en Europa Occidental no estaba garantizado por las fuerzas nucleares francesas o británicas. Francia nunca extendió sus garantías nucleares más allá de sus fronteras ni puso su arsenal nuclear bajo el Grupo de Planificación Nuclear de la OTAN.

El Reino Unido, aunque sí puso sus armas nucleares a disposición de la OTAN, tuvo siempre un arsenal de entidad muy reducida como para afrontar de manera autosuficiente las estrategias de represalia masiva, respuesta flexible, etc, que se fueron adoptando por la Alianza Atlántica. Era el arsenal nuclear norteamericano el que ofrecía garantías de defensa especialmente a través del nuclear sharing (armas nucleares compartidas), por el que el conjunto de Europa gozaba y goza de disuasión nuclear contra las amenazas existenciales o destrucción masiva que pueda recibir.

Por ejemplo, con el nuclear sharing, Alemania podría usar armas nucleares proporcionadas por la OTAN (lanzadas desde los aviones Tornado de la Luftwaffe), contra una hipotética invasión rusa. Por consiguiente, en caso de una retirada de los EE. UU. de la OTAN, se abre la cuestión de cómo los países del Este europeo podrían mantener la disuasión contra Rusia, país que además de gozar de una gran superioridad en armamento convencional respecto a sus vecinos occidentales, posee un enorme arsenal nuclear.

Que países como Alemania además de poder disfrutar de la disuasión nuclear estratégica que dan los arsenales norteamericanos y británicos puedan usar ellos mismos armas nucleares tácticas (bombas B-61 lanzadas desde sus cazabombarderos), abre la cuestión de qué tipo de estrategia nuclear, estructura de fuerza y postura nuclear, debería tener la hipotética disuasión nuclear por parte de los países europeos. El arsenal nuclear británico no podría sustituir al norteamericano dando sus propias armas nucleares tácticas, ya que el Reino Unido carece completamente de ese tipo de vectores, al tener su arsenal nuclear basado solamente en submarinos nucleares de la clase Vanguard en misiles Trident D-5.

Por su parte, Francia (además de submarinos nucleares con misiles balísticos nucleares) sí tiene armas nucleares de lanzamiento aéreo mediante misiles ASMP-A, lanzados desde cazabombarderos Rafale y Mirage 2000N (unas 30 ojivas en total). No obstante, las ojivas nucleares aéreas francesas están disponibles en cantidades muy inferiores a las 500 B-61 tácticas que poseen los EE. UU.; en añadidura, los norteamericanos podrían complementar para su uso táctico las ojivas nucleares estratégicas desplegadas en otras bombas B-61, B-83 y en misiles de crucero como el AGM-86.

Una estrategia nuclear, europea o de cualquier país u organización, no consiste simplemente en poseer “la bomba”. Es una cuestión muy compleja que debe responder a dos preguntas básicas:

  • El nivel de supervivencia que se desea que tenga el arsenal nuclear.

  • El grado y tipo de destrucción, así como tipos de ataque, que desean ejecutarse contra el adversario.

De los seis tipos ideales de estrategia nuclear existentes (disuasión existencial, disuasión mínima, represalia asegurada, destrucción mutua, superioridad nuclear y combate nuclear) cada una requiere de diferentes cantidades de ojivas nucleares, estructuras de fuerza, niveles de alerta, organización del mando y control, política declaratoria, etc.

Francia, durante la Guerra Fría -dado que su seguridad dependía de que una hipotética invasión soviética de Alemania Occidental no pasase del río Rin-, dio a entender que su disuasión podía extenderse por toda Europa, y que llegado el caso podía atacar con armas nucleares a las fuerzas soviéticas aunque estas no hubiesen atravesado la frontera francesa.

Para cumplir con ese objetivo, Francia tenía un arsenal que no estaba limitado a una mera estrategia de disuasión mínima, estrategia en la que un puñado de armas nucleares deben tener la posibilidad de sobrevivir a un hipotético ataque contrafuerza soviético para hacer una represalia contra objetivos civiles, (lo que implica esencialmente una fuerza nuclear basada en submarinos).

El arsenal nuclear francés tenía capacidades de guerra nuclear táctica desplegando misiles balísticos tierra-tierra de corto alcance Plutón, bombas nucleares de caída libre y misiles balísticos de alcance intermedio basados en silos (S3). No obstante, Francia no tenía capacidad para hacer una guerra nuclear táctica a gran escala dado el escaso tamaño de su arsenal. Principalmente, su arsenal nuclear táctico estaba pensado para hacer lo que los estrategas franceses llamaban un “aviso final” a la URSS, en caso de que los soviéticos pensaran que Francia no tenía voluntad para usar sus armas nucleares.

Por otra parte, Francia carecía de las capacidades y del tamaño de arsenal para llevar a cabo opciones nucleares limitadas y otros tipos de estrategias para controlar la escalada nuclear. Esencialmente, el arsenal táctico francés estaba ideado para dar credibilidad a su arsenal estratégico en lo que algunos estrategas nucleares contemporáneos denominarían “estrategia nuclear de escalada asimétrica”.

Pero desde que terminó la Guerra Fría, Francia ha reducido su arsenal nuclear desde unas 540 ojivas a unas 280, eliminó el misil balístico nuclear táctico Plutón y abortó el despliegue de su sustituto (el misil Hades), desmanteló los misiles balísticos intermedios S3 y no desplegó los nuevos S45, etc. Solo le quedan a Francia los submarinos SSBN clase Triomphant con misiles M51.1 y M51.2 y los misiles de lanzamiento aéreo ASMP-A como única alternativa para extender su disuasión a otros países europeos, una opción no muy alentadora ante el gran potencial nuclear y antiaéreo de las fuerzas armadas rusas.

Para tener un arsenal nuclear táctico creíble, Francia debería tener vectores tácticos difíciles de interceptar, ya fueran misiles balísticos de alcance intermedio con ojiva maniobrable, misiles de crucero hipersónicos, misiles de crucero furtivos (como el futuro LRSO americano) o bombarderos furtivos. Por lo tanto, aunque no pocos autores hayan barajado que el ASMP-A pudiera realizar las misiones del F-35 con B-61-12, es obvio que ello no sería suficiente dada la menor capacidad de supervivencia del misil francés ante defensas antiaéreas de última generación.

Es más, incluso los EE. UU. reconocen que los aviones furtivos F-35, B-2 y B-21 armados con bombas B-61-12, no serán adecuados para hacer disuasión extendida en los niveles inferiores del conflicto, motivo por el que desarrollan misiles hipersónicos, misiles furtivos LRSO, así como ojivas nucleares tácticas en misiles balísticos submarinos, para de ese modo poder responder de manera proporcionada y simétrica a una agresión rusa limitada contra aliados OTAN. Para colmo, además de reducir Francia el tamaño de su arsenal y eliminar capacidades de guerra nuclear, también bajó el nivel de alerta de sus fuerzas nucleares.

Vistas en perspectiva, las decisiones sobre estrategia nuclear que fue adoptando Francia después de la caída del muro (reduciendo arsenal y eliminando capacidades), son lógicas y coherentes para garantizar meramente la seguridad de Francia. Como ya no había una amenaza de una invasión terrestre a gran escala sobre toda Europa occidental y Francia, no hacía falta poseer esa clase de arsenal táctico limitado, niveles de alerta elevados, una triada nuclear completa, etc.

Como el arsenal nuclear francés ahora solamente tenía que enfrentarse a una difusa amenaza de chantaje nuclear ruso, poseer una simple y reducida capacidad de represalia -garantizada por su fuerza de misiles balísticos submarinos- era algo más que suficiente. El gobierno francés adoptaba en la práctica una estrategia nuclear que podía denominarse de disuasión mínima, limitada a contrarrestar solamente amenazas nucleares o existenciales. La disuasión extendida al resto de países europeos quedaba cubierta por el arsenal nuclear norteamericano y la OTAN, con los EE. UU. manteniendo suficiente capacidad para mantener un enfrentamiento nuclear limitado, controlar la escalada del conflicto, etc.

Si tras una retirada de la defensa y disuasión estadounidenses de Europa, Francia tuviera que cubrir de algún modo la disuasión nuclear extendida europea, tendría que incrementar de manera considerable su número de ojivas probablemente en varios cientos. Debemos recordar que la disuasión mínima requiere de una fuerza nuclear de tamaño reducido pero con una alta capacidad de supervivencia para garantizar la capacidad de segundo ataque, con niveles de alerta reducidos salvo para una fracción reducida del arsenal (las ojivas en los submarinos en patrulla de disuasión) y poder atacar unos pocos objetivos civiles enemigos.

Pero tampoco debemos olvidar que para poder enfrentarse a un chantaje nuclear de una gran potencia nuclear y convencional como Rusia, y no quedar apabullados en una crisis nuclear por un objetivo no existencial (como por ejemplo defender a Polonia), hay que adoptar una estrategia nuclear de disuasión máxima, superioridad nuclear o destrucción mutua, en la que el número de ojivas debe aproximarse al de la potencia que quiere disuadirse, tener capacidad de hacer un primer ataque nuclear contrafuerza para lograr una estrategia de limitación de daños, poseer una plena triada nuclear (una desarrollada fuerza de submarinos SSBN, misiles balísticos y bombarderos estratégicos), niveles de alerta elevados con postura de lanzamiento “launch on warning”, la política nuclear de hacer “primer uso” de armas nucleares contra amenazas no estrictamente nucleares, y por supuesto desarrollar un considerable arsenal táctico.

Debe resaltarse que hacer disuasión nuclear extendida contra Rusia con el arsenal nuclear francés actual no dejaría de ser una declaración en papel mojado y que carecería de toda credibilidad, produciéndose un decoupling (desacople) entre el disuasor central y los países a los que extendería su disuasión. Si durante la Guerra Fría había dudas razonables sobre si EE. UU. sería capaz de sacrificar Chicago por Hamburgo (teniendo los norteamericanos un gran arsenal nuclear y convencional), en el hipotético caso que los norteamericanos hubieran tenido una estrategia y arsenal de disuasión mínima, el desacople hubiera sido seguro.

Dado que resulta inviable que Francia o Reino Unido soportasen el gran gasto económico para desarrollar y desplegar un arsenal nuclear que pudiera cumplir con los requisitos de hacer disuasión extendida contra una potencia nuclear de la entidad de Rusia, la opción natural que se abre para países como Alemania o Polonia para disuadir la amenaza rusa, sería la de desarrollar su propia estrategia de disuasión nuclear.

Las opciones de estrategia nuclear que desarrollarían los países que se consideren bajo amenaza rusa, para ser óptimas, deberían ser una mezcla de disuasión mínima o existencial, con elementos de estrategia de combate nuclear, tal y como se corresponde con los casos de Pakistán o Corea del Norte. Por un lado, han de ser estrategias de disuasión mínima porque el único objetivo sería el de disuadir un chantaje o uso nuclear por parte de Rusia contra sus propios países, sin hacer disuasión extendida (limitándose meramente a la disuasión central). Como lo que estaría en juego sería la supervivencia e independencia nacional, sería creíble y compensaría el uso de un puñado de ojivas nucleares contra objetivos civiles rusos para disuadir un ataque o chantaje nuclear.

Por otra parte, dada la contigüidad o cercanía geográfica de Rusia con los países del Este europeo, existe la posibilidad de que hubiera una invasión terrestre, al menos parcial, por parte rusa. En caso de invasión o parcial, guerra híbrida, etc., el uso existencial de armamento nuclear contra objetivos civiles rusos no sería creíble, ya que ello desencadenaría la consiguiente represalia rusa contra objetivos civiles del país que hubiera ejecutado ese ataque.

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